EL PODER POPULAR COMUNAL COMO CATALIZADOR DE LA PLANIFICACION Y TRANSFORMACION INDUSTRIAL | Karla Fermin J.




por Karla Fermin J.

Doctora en Ciencias Gerenciales, Magister en Gerencia de Finanzas y Negocios y Especialista en Gerencia de las Finanzas y los Negocios.

Investigadora- Escritora

Coordinadora y profesora del Diplomado Planificación en el Estado Revolucionario FEVP. 


Resumen

El presente artículo técnico analiza la influencia del poder popular en la recuperación industrial y la mejora económica de la República Bolivariana de Venezuela, un proceso que se ha consolidado durante trece trimestres consecutivos, de acuerdo a las cifras del Ejecutivo Nacional. Las sanciones impuestas por Estados Unidos provocaron una contracción económica del 99%. La industria nacional, que empleaba más de 530,000 trabajadores y cerca del 25% del PIB, enfrentó serias dificultades por la falta de condiciones óptimas para su operación. Durante el Foro Internacional de la Semana de la Energía en Rusia, se destacó que, en los primeros 5 años de sanciones, Venezuela perdió la producción de 3,995 millones de barriles de petróleo, equivalentes a 232 mil millones de dólares. En este contexto, el poder popular emergió como un componente clave en el respaldo a la economía y la protección de la industria estatal, permitiendo a los trabajadores organizarse en defensa de la nación. Este fenómeno ha facilitado la reactivación del aparato industrial, junto a las 7 transformaciones impulsadas en 2024 por el presidente Nicolás Maduro Moros y su más reciente llamado a fortalecer y ceder espacios claves al poder popular organizado en “Comunas”. El artículo aborda las etapas de industrialización y el marco normativo que vincula ciencia, tecnología y sostenibilidad. Se resalta el papel protagónico del poder popular en la planificación y transformación industrial, según la Ley de Ciencia y Tecnología, enfatizando la importancia de la colaboración entre estos para un desarrollo económico sostenible.

 

Palabras claves: Ciencia y Tecnología, Comunas, Desarrollo, Economía, Industria, Planificación, Poder Popular, Productividad y Transformación.


INTRODUCCIÓN

La industria nacional de la República Bolivariana de Venezuela ha experimentado transformaciones significativas desde el advenimiento de la Revolución en 1999, enmarcadas en un contexto socioeconómico complejo y desafiante. La dependencia histórica del país en los ingresos petroleros ha reflejado la vulnerabilidad de nuestra economía, impulsando la necesidad de diversificación y una mayor capacidad productiva en todos los sectores. En este sentido, los esfuerzos del Gobierno Bolivariano para fortalecer la industria nacional se han articulado a través de diversas políticas públicas que buscan promover un modelo de desarrollo inclusivo, donde el poder popular juegue un rol protagónico en la planificación y ejecución de las iniciativas industriales, formas productivas y protección de la economía.

A pesar de los numerosos desafíos, en especial los derivados de las sanciones internacionales impuestas por EE.UU y países aliados, se han alcanzado durante la Revolución logros significativos en la recuperación y establecimiento de empresas, así como en la promoción del control obrero y la gestión colectiva. En este contexto crítico, el poder popular ha emergido como un componente esencial para respaldar la economía y proteger la industria estatal. Este fenómeno de empoderamiento ha permitido a los trabajadores organizarse en defensa de la nación, facilitando la reactivación del aparato industrial y apoyando las transformaciones impulsadas en 2024 por el presidente Nicolás Maduro Moros. Así mismo, partiendo de la Ley de Ciencia y Tecnología del año 2005, que establece la planificación y el desarrollo científico-social como estrategias clave para el fortalecimiento industrial, promoviendo un modelo de interacción entre cuatro hélices: Gobierno, Universidad, Industria y Poder Popular, se plantea la necesidad de intensificar las acciones de validación y formalización del conocimiento e inventiva popular que ha aflorado con mayor intensidad derivado de la resiliencia ante las sanciones.

Este artículo explora los logros y desafíos de la industria nacional en Venezuela, centrándose en la importancia del poder popular como motor fundamental en la transformación y planificación industrial del país. La participación activa de los trabajadores y las comunidades en el proceso productivo no solo ha buscado democratizar la economía, sino también construir un modelo de socialismo participativo que trascienda el enfoque tradicional de la administración centralizada. Así, se plantea que el futuro del desarrollo industrial venezolano depende en gran medida de la sinergia entre el impulso estatal y la capacidad organizativa del poder popular y comunal, en un ámbito actual, en el cual el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, ha llamado con énfasis especial a transferir empresas del estado venezolano a las Comunas así como el 70% de los sistemas presupuestarios, de manera que sean los Consejos Comunales y las Comunas los que apliquen el presupuesto de la nación como parte del Plan de las 7 Transformaciones en esta nueva etapa de recuperación económica.

 

1.    Desafíos y logros de la industria nacional de la     

       República Bolivariana de Venezuela

 Autores y publicaciones especializadas en materia industrial coinciden en indicar que Venezuela tuvo un salto significativo en la industrialización entre los años 1950 y 1978, periodo en el cual el sector de manufactura creció hasta un 7,9% colocándonos por encima de otros países de la región como Chile, Colombia y Perú. Para la fecha, este crecimiento se sostuvo a partir de la aplicación del modelo de sustitución de importaciones, protección y exoneraciones para la importación de materias primas y equipos tecnológicos, así como basado en la política crediticia y financiera del entonces. En los años 70, el panorama cambió drásticamente, más adelante para 1989, había ocurrido una caída del PIB de 8,3% y el producto industrial experimento una de la crisis más profunda de la época con un descenso de 14,4%, aun cuando había sido creado el Fondo Venezolano de Reconversión Industrial y Tecnológica.  El control de cambio impuesto entre los años 1994 y 1995, derivo en una política de importaciones y en el aumento frecuente de los costos de producción de las empresas venezolanas, desencadenado entre 1994 e inicio del año 2000, una crisis profunda del sector industrial que sumada a la gran crisis social catapulto la llegada de la Revolución como modelo de gobierno diferenciador y justo. Posteriormente, durante el periodo de 2000 al 2012, la Revolución implementó diversas políticas y estrategias con el objetivo de fortalecer la industria nacional y diversificar la economía, la cual históricamente estuvo centrada en la producción de petróleo. En función de ello, como se puede apreciar en el presente gráfico, el PIB manufacturero despegó mostrando un significativo crecimiento.

 

Gráfico 1.



En este sentido, podemos mencionar algunos logros en materia industrial resaltantes de dicho periodo, como son:

1.  Nacionalización de sectores estratégicos: Se realizó la nacionalización de sectores vitales para la industria, entre los que se pueden destacar: - En julio de 2007, el presidente Hugo Chávez nacionalizó la Electricidad de Caracas, que había sido privatizada en la década de 1990. En junio de 2008, se nacionalizaron las empresas del sector del cemento- Cemex y Lafarge, creando la empresa estatal Cementos de Venezuela, con el objeto de contribuir al cumplimiento de las metas de la Gran Misión Vivienda Venezuela impulsando la industrialización del sector, así mismo en febrero de 2011, el gobierno nacionalizó la extracción de minerales metálicos y no metálicos, como parte del impulso en la explotación de materias básicas para la industria nacional.

2. Creación de empresas estatales: Desde una robusta geopolítica y planificación industrial se crearon y establecieron más de un centenar de empresas estatales en sectores de relevante importancia como la alimentación, la construcción y la manufactura en el área de tecnología y automotriz entre otros, con el fin de diversificar la economía venezolana y reducir la dependencia de importaciones.

3.  Fomento de la producción agrícola e industrial: A través de programas de desarrollo agrícola e industrial, se promovió la producción de alimentos y bienes de consumo. Se creó, por ejemplo, la Misión Alimentación para la comercialización de insumos y productos agrícolas, así como a la producción y distribución de fertilizantes en el marco de la soberanía alimentaria y darles robustez a las empresas nacionales agroindustriales.

4. Inversión en infraestructura: Se realizaron inversiones significativas en infraestructura industrial, incluyendo la construcción y modernización de fábricas, así como la mejora de la red de transporte y logística en materia vial, portuaria y ferroviaria. Esto facilitó el acceso a mercados y mejoró la eficiencia en la producción. Por ejemplo, a partir del 2005 se llevaron a cabo esfuerzos para consolidar un sistema ferroviario nacional que facilitara el transporte de mercancías, materias primas y productos terminados, mejorando la logística para la industria.

5. Desarrollo de políticas de protección a la industria nacional: Se implementaron numerosas medidas de protección arancelaria y subsidios para apoyar a las industrias locales, buscando fomentar la producción interna y reducir la competencia desleal de productos importados. También, se promulgó la Ley de Protección y Defensa del Usuario y del Consumidor (2003), como marco regulatorio para priorizar la producción nacional y garantizar los derechos de los consumidores al protegerlos de prácticas comerciales desleales. Así mismo, se creó en el 2006 el Ministerio del Poder Popular para el Comercio con el objetivo de impulsar y proteger la industria nacional, promoviendo políticas de apoyo a la producción y al comercio interno, incluyendo la defensa contra la competencia desleal de productos importados. Se promovieron ampliamente empresas de propiedad social y cooperativas, dándoles prioridad en la asignación de recursos y financiación. En 2009, se creó el Ministerio del Poder Popular para la Industria como parte de una reestructuración del gobierno. Esto se complementó con programas de formación y asistencia técnica para potenciar su capacidad productiva y competitividad. Se estableció una política de Compras Públicas para la Industria Nacional que priorizaban la compra de productos y servicios de la industria nacional en las contrataciones del Estado. Se incluyó la exigencia de que las obras públicas y otros proyectos gubernamentales utilizaran materiales y productos fabricados en el país. Se crearon varios fondos de financiamiento para proyectos industriales, destacando entre ellos el Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN), creado para financiar proyectos estratégicos, incluyendo recursos destinados a la inversión en la industria nacional, apoyando empresas locales y promoviendo la diversificación económica.

6.   Pomoción de la innovación y la tecnología: Se impulsaron iniciativas para promover la investigación y el desarrollo tecnológico en el sector industrial. buscando modernizar la industria y aumentar su competitividad. De esta manera, se crea en el 2006 la Misión Ciencia, con el objetivo de promover el desarrollo científico y tecnológico en el país. Se fomentó la creación de centros de investigación y se promovió la formación de talento humano en ciencia y tecnología, con un enfoque especial en la aplicación en la industria. Se innovó a través del desarrollo de empresas de propiedad social que incorporaban prácticas innovadoras en sus procesos productivos. Se proporcionaron recursos y asesoramiento para aplicar tecnologías novedosas y mejorar la productividad. Numerosas alianzas con países como Rusia, Bielorusia, China, Cuba y Brasil permitieron el intercambio de tecnologías y transferencia de conocimientos. Se desarrollaron diferentes programas de capacitación y tecnología, se fomentó la amplia promoción en la biotecnología y energías renovables, así mismo se impulsó la consolidación de numerosas asociaciones de innovadores y tecnólogos nacionales, y se crearon los Consejos Productivos de Trabajadores y Trabajadoras.

7.   Aumento del empleo en el sector industrial: A pesar de los desafíos de la región, se logró un aumento en el empleo dentro del sector industrial, con un enfoque en la inclusión social y la reducción de la pobreza. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el empleo en la industria manufacturera creció de aproximadamente 1.1 millón de empleos en 1999 a 1.4 millones en 2011, evidenciando un notable incremento durante este periodo. Esta cifra representa un aumento del 27% en el sector manufacturero. La política de sustitución de importaciones promovió el desarrollo de la agroindustria. Según el INE, entre 2003 y 2010, el empleo en la agroindustria creció un 8%, lo que representa aproximadamente 50.000 nuevos empleos en este sector gracias a la inversión en la producción local. Se crearon más de 2.000 empresas de propiedad social, generando aproximadamente 120.000 empleos directos en diversas áreas industriales y agropecuarias. Estas iniciativas se enfocaron en fortalecer la producción en comunidades vulnerables. A través de iniciativas como las "Zonas de Desarrollo Endógeno", se promovió la creación de industrias locales, generando más de 60.000 empleos en comunidades que participaron en el desarrollo de estas industrias, facilitando así la inclusión de los sectores más vulnerables. Cerca de 500.000 personas recibieron capacitación técnica y profesional a través de programas implementados por el gobierno revolucionario, lo que facilitó la inserción de muchos en el sector industrial. La economía venezolana mostró una tendencia de crecimiento en el PIB del sector industrial a lo largo de este periodo revolucionario, pasando de 12.1% del PIB en 1999 a 15.4% en 2012. El empleo solo en el sector de la construcción creció aproximadamente un 45% entre 2000 y 2012, lo cual ayudó a crear miles de empleos en áreas industriales relacionadas, como la fabricación de materiales de construcción.

Posterior a este periodo, entre el 2012 y el 2017, la industria nacional empieza a enfrentar numerosos desafíos como parte de las acciones de asecho internacional a las que ha sido sometida la revolución bolivariana. La imposición de las sanciones coercitivas y unilaterales que los gobiernos de EE.UU y aliados ejercieron sobre nuestro país, especialmente en el 2017 (fecha de arranque de las sanciones de índoles económicas), propicio de acuerdo a datos oficiales una crisis sustancial que generó una caída forzada del 87% de la producción de la principal industria nacional- la petrolera, buscando arrastrar las capacidades productivas de la industria nacional de manufactura general, hasta generar el estatus de desabastecimiento que afecto considerablemente a todos los niveles de la población venezolana. Con estas sanciones los gobiernos de EE.UU y aliados, no solo buscaban apropiarse de bienes y recursos venezolanos, sino además sumergirnos en niveles complejos de retraso científico, industrial y de desarrollo.

La república perdió así, según datos oficiales del Observatorio Venezolano Antibloqueo, una cifra que supera los 22.000 millones de dólares y numerosos activos, con la imposición de más de 930 medidas coercitivas en nueve años de bloqueo; haciendo necesario la creación de entes gubernamentales para cuantificar y actualizar periódicamente dichas perdidas y la promulgación de la Ley Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los Derechos Humanos. No obstante, actualmente podemos afirmar que el país no perdió la capacidad inventiva, la organización y la conciencia social gracias a la participación del control obrero y el poder popular presente en cada fábrica.

Pero bien, debemos analizar en el marco de este periodo sancionatorio de dificultades, los principales desafíos que ha enfrentado la industria venezolana. Empezaremos, hablando de la reducción drástica de la capacidad productiva industrial. Las sanciones provocaron la restricción de importaciones de insumos y materias primas fundamentales para la operación de las empresas, lo que conllevo a la paralización de líneas de producción y, en muchos casos, a la suspensión temporal o definitiva de actividades industriales. Sectores importantes, como la industria de la construcción, fueron particularmente afectados, resultando en una disminución severa de desarrollos y de la oferta de productos asociados en el mercado interno.

Dichas afectaciones, estuvo acompañado por un aumento desmesurado de la inflación, lo que erosionó el poder adquisitivo de la población. La escasez de bienes de consumo, conllevo a una situación en la que los ciudadanos enfrentaban precios exorbitantes por productos básicos. Esta realidad generó un efecto multiplicador en la crisis económica, afectando no solo a la industria, sino también a la calidad de vida de la población sometida a una hiperinflación internacionalmente inducida.

Por ello, como era de estimarse el impacto de las sanciones también se reflejó en el mercado laboral. Muchas industrias, incapaces de mantenerse a flote, recurrieron a la disminución de su plantilla de trabajadores. Este escenario motivó a muchos trabajadores especializados a abandonar sus puestos de trabajo, lo que a su vez buscaba debilitar la base industrial nacional.

Esta compleja situación, conllevó al desarrollo y puesta en marcha de un plan económico principalmente de protección social por parte del Ejecutivo Nacional.

Nos adentramos así en un nuevo periodo de crecimiento exitoso de la industria nacional pública y privada, desde una curva de aprendizaje que integra la resiliencia de los trabajadores y trabajadoras, la protección estatal y la participación y empoderamiento del poder popular como bloque de defensa del progreso del país.

 

Una nueva era de innovación y adaptación popular en la industria.

A pesar de estos desafíos, la resiliencia de algunos sectores laborales, especialmente del control obrero, han exigido y permitido que se busquen estrategias de adaptación y supervivencia reflotando la industria nacional. Algunas empresas han intentado diversificar sus operaciones, explorando alternativas locales para la provisión de insumos o adopción de tecnologías que reduzcan su dependencia de importaciones desde la inventiva obrera y del nivel técnico. Otras empresas abandonadas por sus dueños de capital privado, quedaron en manos responsables de los trabajadores y trabajadoras durante el periodo de intensificación de las sanciones económicas, los cuales, con el apoyo del Gobierno Revolucionario, no solo se mantienen actualmente a flote, sino que representan casos exitosos de producción y gerencia empresarial. Por ello, la perspectiva actual apunta desde la rama del optimismo y trabajo permanente, hacia un desarrollo industrial inventivo, inclusivo y sostenible.

En la actualidad, gracias a las medidas acertadas implementadas por el Gobierno Bolivariano y a la participación, conciencia y organización del poder popular a través del control obrero integrado a la recuperación industrial, Venezuela supera el 7% de crecimiento en su PIB, liderando el crecimiento regional con una recuperación petrolera de 927 MBD según cifras oficiales de PDVSA para mayo de 2024.

 

2.    Rol del poder popular en la planificación y transformación industrial 

Simon Kuznets (1901-1985), economista ruso ampliamente reconocido por su teoría del crecimiento económico, indicaba: que “el proceso de industrialización ha sido el principal motor de cambio de la Humanidad.", de aquí la importancia de incorporar en la planificación industrial en sus diferentes fases y periodos, a todos los actores claves de la sociedad: usuario, consumidor, trabajador, tecnólogo, catedrático y estado.

El poder popular, entendido como la participación activa y organizada del pueblo en los procesos de toma de decisiones medulares de los países, ha cobrado relevancia en diferentes contextos a nivel global. En el ámbito de la planificación y transformación industrial, el poder popular se presenta como un catalizador que no solo busca democratizar la gestión industrial, sino también fomentar un desarrollo sostenible y equitativo. Gracias a la revolución en Venezuela hay participación del poder popular en todos estos roles. En el contexto legal para el fortalecimiento de la integración del poder popular en estas funciones, contamos con la Ley de Ciencia y Tecnología, la cual de manera expresa en su artículo 4, establece que: La autoridad nacional con competencia en materia de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones debe formular la política pública nacional de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones, basada en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación, la sustentabilidad de la producción, la protección del ambiente, la seguridad y el ejercicio pleno de la soberanía nacional. Esta política debe contener los principios, fundamentos, líneas prioritarias de investigación, planes, definición de los sujetos de investigación como un todo, estrategias de información y de participación del Poder Popular, así como los mecanismos de integración de los actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Esta política nacional y sus logros serán analizados, revisados, actualizados y divulgados periódicamente en las áreas de interés nacional, regional y local por la autoridad nacional con competencia en materia de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones.

Con esta Ley, queda establecida la vinculación estricta y necesaria entre ciencia – tecnología y sustentabilidad productiva. Para completar la ecuación de esta manera, la Revolución Bolivariana ha incorporado, la denominada cuarta hélice, que está constituida por el poder popular; y cuya participación también se viene profundizando y consolidando en los veinticuatros (24) años del proyecto socialista.

Los trabajadores industriales, son en la actualidad, representantes naturales del poder popular organizado; que, en un ejercicio de defensa nacional, no solo han permanecido en los espacios productivos ejerciendo el control obrero, sino que además han escalado su compromiso, hasta llegar a la generación espontánea de conocimientos para hacer frente a los embistes naturales de un país unilateralmente sancionado. Se produce así, un cumulo de conocimientos nuevos que aflora desde la defensa de la industria nacional y debe ser validado de manera formal en el marco de la Ciencia, Tecnología e Innovación.

Pero también, desde el exterior de la industria, se está desarrollando con el poder popular siguiendo las etapas formales de la investigación y planificación social, conocimientos científicos que pueden coadyuvar a mejorar y profundizar procesos productivos hasta escalarlos a la incorporación necesaria de nuevos modos productivos con pilares tecnológicos. ¿Cómo hacer para fusionar este conocimiento científico con la industria para su validación temprana y aplicabilidad? – es una interrogante, que en el marco del debate objetivo tenemos que realizar expeditamente con los actores principales; en una búsqueda de la ruta más efectiva para cumplir con lo también establecido en la citada Ley de Ciencia y Tecnología, art 22 el cual establece:  La autoridad nacional con competencia en materia de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones, a través del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI), recopilará, sistematizará, categorizará, analizará e interpretará información a los fines de formular las políticas públicas en la materia. Este órgano tendrá los siguientes objetivos:  1. Contribuir al análisis y evaluación de las relaciones entre los sujetos de esta Ley, así como proponer alternativas para su funcionalidad. 2. Contribuir con la definición de políticas públicas y el seguimiento al Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. 3. Contribuir a la propuesta de la organización territorial a nivel regional y comunal, para la obtención de zonas con respuestas funcionales en el ámbito sociopolítico y productivo. 10. Propiciar la interacción entre las industrias y las actividades de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones.

Evidenciamos así, una ecuación armónica, clave, necesaria y perfecta que describe la relación entre: Gobierno, Ciencia y Tecnología, Industria y Poder Popular y que es principio activo en todas las fases de la planificación también industrial. Contrario a lo que muchos creen, la ciencia no solo guarda una relación simbiótica con la industrialización, sino que además esta relación permanece a lo largo de todo el desarrollo industrial: al inicio, la ciencia genera los conocimientos necesarios para industrializar los procesos, descubrir nuevos procesos y materiales; pero también luego coadyuva a partir de la capacitación científica permanente y la aplicación tecnológica, en la consolidación del desarrollo industrial. 

Otra dimensión en la cual podemos validar los aportes del poder popular en la planificación y la transformación industrial, guarda relación con programas claves como son el de sustitución de importaciones y exportación de manufacturas. En la actualidad hay inventiva nacional, que conllevó durante los años de recrudecimiento sancionatorios, a dar respuesta a las diferentes necesidades colectivas.

A lo dicho anteriormente, en la dimensión extensa de la planificación y utilizando como referencia la Ley Orgánica para la Planificación Pública y Popular, la cual establece el marco normativo, podemos desarrollar algunos aspectos básicos de la participación y aportes del poder popular en la planificación industrial, que no solo sirven para denotar la importancia del mismo sino además sirven para reorganizar equipos y organizar  competencias claves y articulaciones provechosas para el estado venezolano.  Entre ellos tenemos:

  • Promoción de Modelos Productivos Alternativos: fomentando la diversificación industrial y la creación de modelos productivos basados en la economía comunal y cooperativa, reduciendo la dependencia de sectores tradicionales, y empujando el desarrollo endógeno general. 
  • Descentralización y Autonomía: propiciando la descentralización de la planificación industrial, permitiendo adaptar estrategias a las realidades locales y regionales, lo cual optimiza los recursos y promoviendo un desarrollo más equitativo.
  • Innovación y Capacitación: facilitando la implementación de políticas de formación técnica y tecnológica orientadas a mejorar las capacidades industriales locales, impulsando la innovación y la competitividad en sectores emergentes.

Y es que, el poder popular en la planificación y transformación industrial no solo fortalece la democracia participativa, sino que también potencia de una forma más acelerada el desarrollo económico sostenible, enfocado en el bienestar social y la equidad. Por ello es importante iniciar de manera formal la validación de todo ese conocimiento social derivado de la inventiva popular e iniciar los procesos correspondientes de construcción de "Know-how" de esta etapa de rediseño industrial, dándole el inmenso valor y constante reivindicación al control obrero promovido con fuerzas como bandera revolucionaria.   

 

La participación del poder popular como eje de la planificación industrial

Partiendo de un recorrido reciente de inspección de más de veinticinco fábricas a nivel nacional, en un sentido práctico, amplio, estadístico y objetivo, podemos indicar que las fábricas que integran la participación del poder popular y el control obrero, son más resilientes y tienden incluso a ser más sostenibles. No obstante, a criterio de la autora, si deseamos normalizar con resultados positivos dicha participación es importante profundizar el desarrollo de las etapas claves de la planificación en las siguientes tareas:

A. Diagnóstico de Necesidades: La participación del pueblo junto al Ejecutivo nacional en el diagnóstico de las necesidades industriales resulta crucial para cualquier país que desee un amplio e irreversible desarrollo. A través de consejos comunales y las comunas, se pueden expresar los requerimientos y prioridades productivas de forma más precisas, ayudando a diseñar políticas industriales más eficientes que realmente respondan a las necesidades de la población. De igual manera, sucede con el control obrero, cuando es verdaderamente incorporado en los procesos claves productivos. Al respecto recordamos uno de los muchos discursos inspiradores del Comandante Chávez, el 30 de abril del 2010, en el cual nos instaba para entonces y como siempre no solo a priorizar la participación obrera en la industria, sino además a concientizarla políticamente: La clase obrera tiene que ser un brazo político, y el partido tampoco puede pretender tutelar a la clase obrera. No, no, no, pero son dos brazos: el partido, la clase obrera, juntos coordinando acciones de batalla, respetándose mutuamente, complementándose, integrándose en el Plan Estratégico, en la batalla de todos los días, defendiendo a la Revolución cuando haya que defenderla, construyendo el socialismo desde abajo: desde las fábricas, desde los consejos obreros, desde los campos, desde los Fundos Zamoranos, desde el barrio, desde la Ciudad, desde la urbanización, desde el liceo, desde la universidad, desde todas partes, socialismo, socialismo y más socialismo; ese es el único camino para salvar la Patria, y para contribuir a salvar la humanidad...”….. “me juego la vida con la clase obrera y le pido al gobierno todo que nos juguemos la vida con la clase obrera”. Al respecto, no hay duda, de la incidencia positiva que, en el ajuste de los planes de producción, búsqueda de soluciones prácticas y versátiles y optimización de procesos, además de transparencia administrativa y operativa, que brinda la cohesión poder popular como base del diagnóstico de necesidades y control obrero, como instrumento de procesamiento y transformación de las mismas en la industria.

B.  Co-creación de Políticas: En toda revolución, la planificación industrial no debe ser un proceso unilateral gerencial. Por el contrario, su éxito depende de la articulación armónica de todos los actores. Al involucrar al poder popular y/o comunal en la formulación de políticas, se fomenta el desarrollo de estrategias más adaptadas a la realidad local. Esto incluye desde la identificación de sectores productivos prioritarios hasta la creación de incentivos para la inversión en industrias locales y nuevas formas productivas. Nuestra revolución, acumula las mejores experiencias al respecto. Hemos contado con numerosos planes industriales concebidos con participación popular y obrerista. Podemos resaltar, el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación (2001-2007) como primer plan integral que abarcaba diversos aspectos del desarrollo económico y social, con un enfoque en la diversificación industrial y el fortalecimiento de sectores no petroleros y el Plan Nacional de Desarrollo (2007-2013) diseñado para continuar con el impulso a la industrialización, priorizando la innovación, la ciencia y la tecnología, y promoviendo la integración social y económica.

C.  Facilitación del Control Social: Como dijimos con anterioridad el poder popular y el control obrero proporcionan un mecanismo de revisión social que puede garantizar la transparencia y efectividad de las acciones industriales. La capacidad social organizada para monitorear y evaluar políticas industriales debe contribuir a que estas se ejecuten de manera responsable y eficiente y debe coadyuvar permanentemente con pilares éticos y morales en los procesos productivos a la minimización de vicios y niveles de corrupción; sin embargo, el mecanismo debe saltar la brecha de la simple “denuncia” y debe contemplar por el contrario un método que permita mejorar y reconducir oportunamente lo necesario en el proceso de planificación para garantizar el control sobre la desviación.

 

Transformación industrial y económica desde el enfoque popular

Durante el primer trimestre del año 2024, el presidente Nicolás Maduro presentó el plan de las denominadas 7T o 7 transformaciones, como nueva estrategia de participación popular para la consolidación de medidas y políticas publicas formuladas con el pueblo y para el pueblo. En el marco de este plan, el gobierno revolucionario ha promovido 80 mil asambleas en todo el país, en las cuáles han participado más de 2 millones 500 mil venezolanos y venezolanas representantes de todos los niveles educativos, productivos y sociales del país. Las numerosas propuestas recogidas de las mismas, como expresión de un excelente ejercicio de planificación social, poseen una amplia cuantía que sustenta los pilares de la nueva era de éxito económico y productivo del país, con base a los tres aspectos que mencionamos a continuación:

1.  Impulso de la Economía Social y Solidaria: La transformación industrial puede orientarse hacia la consolidación de las empresas de propiedad social o cooperativas que prioricen el bienestar de las comunidades. El poder popular impulsa esta forma de organización económica que no busca únicamente el lucro, sino el desarrollo comunitario.

2.  Fomento de la Innovación Local: Al empoderar a las comunidades, se estimula la creatividad y la innovación local. Los conocimientos autóctonos pueden ser integrados en los procesos industriales, generando productos y servicios que resuenen con la identidad cultural y las necesidades del pueblo.

3.  Sostenibilidad y Resiliencia: La visión del poder popular promueve una transformación industrial que sea sostenible, tomando en cuenta factores ambientales y sociales. La participación ciudadana permite establecer prácticas industriales que respeten el entorno y fomenten un desarrollo equilibrado.


Desafíos para el poder popular en la planificación y transformación industrial

A pesar de los beneficios potenciales comprobados, la integración del poder popular en la planificación y transformación industrial enfrenta numerosos desafíos. Nos centraremos, sin embargo, en tres de los más resaltantes:

  • Resistencia Institucional: A menudo, las estructuras del estado establecidas pueden ser reluctantes a entregar espacios de decisión al poder popular y al control obrero. En este sentido, debemos recordar todas las exigencias del Comandante Chávez y en la actualidad del presidente Nicolás Maduro Moros en relación a ceder cada día más, espacios productivos al poder popular organizado.
  • Falta de Capacitación: Es fundamental que los miembros del poder popular y comunal, así como los que ejercen el control obrero, cuenten con formación permanente y suficiente para participar de manera efectiva en los procesos de planificación. Esta formación sin duda debe ser integral e incluir desde la arista técnica hasta la arista ética. Formatos educativos como los implementados en el primer periodo de éxito industrial de la revolución, que conocemos como “Cada fábrica una escuela”, deben ser retomados de forma modernizada para esta nueva etapa de reimpulso industrial como estrategia de superación de dicho desafío. La creación de nuevas carreras de base industrial con principal énfasis en el desarrollo de tecnología es clave en la actualidad.
  • Coordinación Interinstitucional: Lograr de manera efectiva la profundización de la colaboración entre diferentes niveles de gobierno y organizaciones sociales es esencial en esta nueva etapa de reimpulso industrial y fortalecimiento económico es tarea fundamental. En este sentido, el presidente Nicolás Maduro, como su sabia experiencia en la conducción del país, instruía en su Programa con Maduro+ del 21 de octubre, a propósito de la conmemoración de los 12 años del pronunciamiento del discurso del Golpe de Timón del Comandante Chávez, y resaltando el poder de las comunas como instancia de vital organización social, productiva y revolucionaria, que parte del parque industrial del Ministerio de Industria, que ya está “mapeado”, sea entregado para empoderar a circuitos comunales y comunas, que entren al proceso de producción directamente. Sin duda una tarea prioritaria.

Finalmente, en este contexto, es importante denotar que la autora no pretende mostrar una sola dimensión de la situación, sin ser verdaderamente objetiva y critica; existen numerosos y verdaderos obstáculos que el poder popular empoderado debe superar en materia no solo industrial, sino además en materia de planificación. La generación de conocimientos originada de la especificidad social y económica condicionado por un contexto puntual económico, social y hasta político, debe dar pie y constituirse en bases firmes, para con apertura, crear las condiciones para la denominada tecnología desarrollada, de la mano de la integración con las 3 hélices primarias.  Se deben organizar las potencialidades del poder popular para cumplir con las tareas de optimización de materias primas, producción, servicios y comercialización, pero con el acompañamiento de los sectores especializados.

¡Hemos avanzado, queda mucho trabajo por hacer en conjunto!.


Conclusiones

La participación activa de las comunidades y los trabajadores ha demostrado ser un componente esencial para el éxito de las iniciativas industriales. La experiencia de las empresas de propiedad social y la implementación de consejos productivos de trabajadores son ejemplos claros de cómo el empoderamiento del poder popular puede contribuir a la construcción de un modelo industrial más inclusivo y soberano. De esta forma, el rol del poder popular no solo se limita a ser un actor en el proceso de producción, sino que se convierte en un vehículo para la transformación social y económica del país.

El futuro de la industria nacional en Venezuela, por lo tanto, depende de la capacidad para seguir enfrentando los desafíos, fortalecer las políticas de participación popular y fomentar un entorno en el que la innovación y la sostenibilidad sean pilares fundamentales. Este enfoque no solo permitirá avanzar hacia una economía diversificada, sino que también contribuirá a consolidar la visión de un socialismo participativo que busque la justicia social y el bienestar colectivo en el país.

Tres aspectos importantes podemos de esta manera concluir:

1.  El poder popular de Venezuela, no solo jugó un papel transcendental en el sostenimiento de la industria nacional, a partir de 2017, sino, además, se encuentra preparada, activada y ansiosa por continuar de manera consciente y protagónica aportando soluciones para la operatividad de la industria nacional y su desarrollo.

2.   Las 4 hélices del sistema, son necesarias, para lograr un avance significativo de desarrollo industrial en los periodos venideros. Por ello, debemos fortalecer con tareas concretas y dando inicio desde la base de la experiencia de esta ecuación armónica.

3. El proceso de validación y certificación de saberes debe avanzar aceleradamente, para dar oportunidad a incorporar este "Know-how" al sistema científico- tecnológico formal, conformado por las etapas de: investigación, formación y aplicación industrial.

4.  Debemos planificar teniendo como meta, la obtención temprana de una industria fortalecida con la innovación e inventiva, generadora no solo de productos sino también de conocimientos. Las iniciativas de integración en esta nueva etapa de la geopolítica y de repunte de la economía venezolana deben apuntar sin duda al desarrollo industrial que coadyuve a construir la denominada industria 4.0.

 

 

Referencias bibliográficas 

1.  Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación de Venezuela. (2005). Gaceta Oficial Nº 38.242, 3 de agosto de 2005.

2. Ley Orgánica de Planificación Pública y Popular de Venezuela. (2014). Gaceta Oficial extraordinaria Nº 38.242, 18 de noviembre de 2014.

  1. Fermin, K. (2023). Planificación en sitio, planificación para militante: Presentación Diplomado Planificación en el Estado revolucionario- Fundación escuela Venezolana de Planificación.
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Comentarios

  1. Buenas noches Dra. Fermin la Felicito por tan importante publicación, la cual refleja lo vital que es el Poder Popular en el Desarrollo Integral de la Nación, es un gusto pará mi encontrarla en este espacio promotor de saberes.

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