Práctica agroecológica y los objetivos de desarrollo sostenible en Venezuela. Denis Ochoa Pacheco

Denis Ochoa Pacheco. Psicóloga con Maestría en Política Exterior de Venezuela en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual (2019), Especialista en Seguridad Social mención Gerencia Social de la Universidad Central de Venezuela (2017) y Certificado Master en Gestión de Crisis y Conflictología Universidad Oberta de Cataluña, Barcelona, España (2010). Su experiencia está basada en la gerencia de programas, diseño de políticas públicas, negociaciones de proyectos para la cooperación internacional y trabajo en equipos de alta competencia para instituciones públicas y privadas. Ha desempeñado diferentes cargos en organizaciones no gubernamentales, administración pública venezolana.
Dirigió procesos de asistencia técnica internacional, y las etapas siguientes de evaluación y monitoreo con especial énfasis para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la UNICEF, el UNFPA y la OPS. Entendida en temas amazónicos, y de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA). Ha trabajado en elaboración y sistematización de más de 20 informes nacionales en materia de derechos humanos, y relacionados al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y Objetivos de Desarrollo Sostenible en la gestión gubernamental.
Trabajó para la Defensoría del Pueblo, y para el Ministerio de Relaciones Exteriores por espacio de 18 años. Actualmente es asesora del Viceministerio de Asia, Medio Oriente y Oceanía del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Directora Asociada de la Organización Latinoamericana para un nuevo Derecho Agroecológico.
 
Correo electrónico. dochoa15@gmail.com


Resumen. El siguiente artículo reflexiona sobre la práctica agroecológica y la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), apuntando hacia un modelo de desarrollo sustentable y armónico, que se acompañe de estrategias y cursos de acción. Para ello se hace necesario plantearse preguntas que  permitan identificar los desafíos y apuntale ese marco en Venezuela, impulsado por la gente y no solo desde las instituciones, que parta de la praxis, y asegure sus pasos. Nuestro país se ha inspirado en documentos marco para la acción política, denominados Plan de la Patria 2013-2019 y Plan de la Patria 2025. En el contexto internacional, se comprometió con los ODS, que constituyen el acuerdo global donde los Estados fijaron sus metas de desarrollo centrado en 17 objetivos, conforme a sus planes nacionales dando oportunidad a su priorización. Armonizar nuestra planificación y la agenda global es un reto significativo para contribuir a proteger el planeta.


Probablemente muchas cosas tienen que cambiar, si se sigue alimentando el modelo centrado en la explotación de recursos naturales como petróleo, oro y demás materiales estratégicos, no habremos hecho nada. Ajustar la agenda de los ODS a nuestras necesidades, significa girar hacia un modelo de desarrollo sustentable y armónico, con pasos claros y consecuentes, acompañar con estrategia la agroecología que pide la gente y empodera al ciudadano, puede significar mayor producción de alimentos con consciencia planetaria.

105 años de explotación petrolera, de abundante recursos y de una intensiva actividad importadora de alimentos, no da cuenta necesariamente de una práctica agrícola desarrollada, la influencia de nuestro rentismo petrolero, muy probablemente sea la causa de políticas agrícolas fluctuantes, así como han sido los precios del crudo (Abreu et al. 1993, Gómez Álvarez 1996, en Domené et tal 2015). Sin embargo, las necesidades alimentarias actuales y del mundo en general, determinan que nunca es tarde para confrontar sobre dilemas de la producción agrícola actual, que el mundo da muchas vueltas y el país reanuda el camino de la producción larga y sostenible.

Recordar la historia de nuestro ejercicio agrícola con sus antecedentes indígenas, es traerlo al primer plano como eje económico principal pero no suficientemente desarrollado durante nuestra vida republicana y definitivamente olvidado con la llegada del petróleo a principios del siglo pasado; sin embargo, tratar de forma precisa el tema agroecológico en 2019, significa manifestar el marco legal positivo de los últimos 20 años en Venezuela, dándole permanencia y solidez a la actividad para los próximos años.

Es importante resaltar que el término de agroecológico fue previamente desarrollado por un organismo internacional. Esta acepción fue introducida por la FAO (en 1976), cuando acomete su proyecto de “zonas agroecológicas” (ZAE), el cual relaciona recursos físicos extensivos (clima, suelo, paisaje) a necesidades del desarrollo como un medio de determinar las mejores regiones para la producción (Oram, 1988, en Domené et tal 2015, p 56).

Asimismo, la agroecología, para algunos autores como Domené y otros, llega a las aulas y campos universitarios por la vía de la búsqueda de instrumentación del concepto del desarrollo sostenible en la agricultura, de lo cual, para ser precisos se comienza a hablar desde finales de los años ochenta cuando se introduce este concepto por la Comisión Bruntland de las NNUU. (Cruces 2000, en Domene, 2015 et tal p 59).

Al revisar la literatura, es consensuada la noción que la agroecología es hoy entendida y practicada en América Latina como el enfoque para la unificación de las banderas del movimiento campesino y de la lucha por la tierra, constituyendo un movimiento de organización política, de recuperación de la autoestima y de afirmación de identidades socioculturales (Fernandes y Romano, 2016 p 5). Es vista también como una estrategia de manejo técnico de los agroecosistemas para conservar los suelos, el agua y la biodiversidad; y para enfrentar los agrotóxicos por medio de la diversificación, la rotación y la integración de cultivos, árboles y animales y de la producción local de insumos. Para otros implica una estrategia para la producción de comida sana y de alimentos saludables, y la realización del derecho humano a la alimentación.

Visto el extenso desarrollo científico de los principios agroecológicos, para los efectos de este trabajo, se considerará el término de Agroecología, como un enfoque de investigación científica que implica el estudio holístico de los agro-ecosistemas y sistemas alimentarios, que implica un conjunto de principios y prácticas que mejora la resiliencia y perdurabilidad de los sistemas alimentarios y agrícolas (Cidse. 2017). Logrando que las comunidades sean protagonistas y desencadenen procesos locales en aras de la construcción de su propio desarrollo personal y colectivo, respetuosa de los conocimientos ancestrales y logrando el equilibrio entre ambiente y la dimensión social.

Es importante destacar, que en 2014 la FAO  declaro el año como de la Agricultura Familiar. Al año siguiente, en 2015, organizaciones sociales de todos los continentes se reunieron en el Foro Internacional sobre Agroecología y establecieron la Declaración de Nyéléni, referencia de ámbito mundial que expresa la visión, los principios y las estrategias comunes de la agroecología (Anderson y otros, 2015, en Fernandes y Romano, 2016 p 4). Es así, que transitar de una agricultura convencional a otra sostenible aplicando practicas agroecológicas, y que involucren a las personas y su familias, no constituye en ningún caso un proceso impuesto por los organismos internacionales, ni un proceso de corto plazo, ya que puede implicar largos acomodos de procesos institucionales y económicos, pero también culturales, que hagan de la vida en el planeta una visión de todos, y no solo de estudiosos y académicos.

Familiarizarse de un modo u otro, sobre la necesidad de detener la pérdida de biodiversidad, detener la deforestación, asegurar la disponibilidad de agua o invertir para evitar la degradación de los suelos, significa que deberá tratarse como un asunto de políticas públicas y con ellos de normativas acordes para su adecuada implementación, este camino aunque luzca lejano, se encuentra cercano visto el marco legal positivo de nuestro país hacia este tipo de prácticas, y que demuestra el compromiso político con el ambiente y con la agricultura sustentable. En Venezuela desarrollado a partir del Artículo 305 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población; entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental para el desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueren necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de la actividad agrícola. El Estado protegerá los asentamientos y comunidades de pescadores o pescadoras artesanales, así como sus caladeros de pesca en aguas continentales y los próximos a la línea de costa definidos en la ley.

Al proponer las siguientes ideas, se hace necesario plantearse una interrogante, que  puede llevar a más dudas, o en todo caso permita identificar un breve camino que identifique los desafíos de apuntar a un nuevo marco agroecológico en Venezuela, impulsado por la gente y no desde las instituciones, que parta de la praxis activa buena, poca y lenta, pero segura en sus pasos; sobre todo en este ambiente de necesidad que rodea la producción agrícola nacional, y en especial para la agroecología que se desarrolla  a escala  local, y que necesita de crecimiento e impulso en más sectores.

¿Es posible lanzar una plataforma normativa, efectiva y no utópica del modelo sostenible y agroecológico, en un país donde el petróleo, y en general, la explotación de los recursos naturales no renovables sigue constituyendo la fuente principal de ingresos económicos?

La República Bolivariana de Venezuela, se ha inspirado en un documento marco para para la acción política, denominado Ley del Plan de la Patria 2013-2019, y que sigue en la línea políticas de los tres planes de desarrollo anteriores, que tiene delimitados los objetivos históricos,  en función de garantizar el desarrollo de los venezolanos, bajo una perspectiva de empoderamiento popular, pero sobre todo en armonía con la naturaleza y el medio ambiente.

En el contexto internacional, se han desarrollado los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que constituyen el acuerdo global en la cual los 193 países que componen el Sistema Naciones Unidas se han puesto de acuerdo en septiembre de 2015, para fijar las metas de desarrollo centrado en 17 objetivos, los cuales han sido asumidos por los Estados conforme a sus metas nacionales dando oportunidad a su priorización, que permita obtener resultados concretos y viables. Los ODS, denominado también Agenda 2030, ya que espera su cumplimiento en los siguientes 15 años, representan una oportunidad histórica de avanzar hacia la erradicación del hambre y la pobreza, que siguen siendo los objetivos fundamentales de este plan.

En nuestro país se asumió la implementación de los ODS como plan país según el  compromiso político, asumido al más alto nivel, para la apropiación colectiva de los ODS anunciada en Consejo de Ministros el 29 de septiembre de 2015, destinados a la implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible conjuntamente con el Plan de Desarrollo Nacional: Plan de la Patria 2013 – 2019, siendo los temas relativos a la erradicación de la pobreza, la sustentabilidad de las ciudades y el impulso productivo (micro, local, general y nacional) como las principales prioridades.

De acuerdo a ello, en lo nacional e internacional existe una alineación de política pública, sobre el abordaje desde una perspectiva integral, la dimensión Ecosocialista del modelo nacional, que  expresa la voluntad política para el impulso simultáneo a las dimensiones social, ambiental y económica sobre las cuales se sustenta la Agenda 2030.

El Ecosocialismo planteado en los planes de desarrollo, parte de la convicción de que el impulso sostenido del modelo capitalista es el principal responsable de la destrucción y degradación de los ecosistemas, así como del crecimiento de las injusticias sociales en el mundo, generador de pobreza, constituyéndose una fuente principal de violación a los derechos humanos de cualquier ser humano en el mundo. (Informe PNV Foro de Alto Nivel ODS 2016)

De aquí que la profundización de fenómenos como la deforestación, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica, no son fenómenos aislados y como tal se deben plantear acciones concretas para frenarlos. Venezuela trabaja día a día por la construcción de un modelo Socialista fundamentado en el desarrollo alternativo respetuoso de la Madre Tierra, es decir, el Desarrollo Sustentable en la República Bolivariana de Venezuela, se traduce directamente en la construcción del Ecosocialismo visible a lo largo de todo el Plan de la Patria, pero particularmente el Objetivo histórico N°5.

Perspectiva nacional y Objetivos de Desarrollo Sostenible

 Al revisar con detenimiento el Plan de la Patria, se observa la presencia transversal del tema ambiental. El 1er Objetivo está orientado a la consolidación de la independencia, en todos los ámbitos de la vida nacional. Esto obliga a desarrollar los siguientes ejes: Soberanía y seguridad alimentaria, la eliminación definitiva del latifundio, la organización y zonificación agroecológica en base a las capacidades de uso de la tierra y uso racional del recurso suelo, la promoción de agricultura a pequeña escala sin agrotóxicos, la protección contra transgénicos y el reconocimiento al conuco. También, la diversificación de los modelos de producción, el uso soberano de los recursos petroleros y demás recursos naturales del país para la satisfacción de las demandas internas.

El 2do Objetivo se refiere a la continuidad de la construcción del Socialismo Bolivariano, contemplando la necesidad de trascender el modelo económico rentista que ha caracterizado la economía venezolana desde principios del siglo XX. La necesidad de atender esta condición tiene entre sus causas, la alta influencia de la renta petrolera que ha venido impactando (distorsionando) la actividad económico productiva, social y cultural del país, siendo especialmente notable en lo relativo a la actividad agrícola, en tanto que las necesidades alimentarias de la población las ha venido supliendo a través de las importaciones. Desde luego, todo esto en el contexto de una región latinoamericana en donde salvo pocas excepciones, la gran mayoría de los países tienden a ser autosuficientes en el tema agroalimentario (Grazziano da Silva 2009, en Domenne et tal 2015 p 55)

Este Objetivo incluye los siguiente ejes: Visibilización de las expresiones culturales liberadoras, la equidad de género, la diversidad social, la inclusión y el vivir bien de los pueblos indígenas, de la cultura de recreación y práctica deportiva liberadora, ambientalista e integradora. Igualmente, la erradicación de la pobreza extrema y disminución de la pobreza general, la salud desde la perspectiva de prevención, la alimentación saludable y la lactancia materna.

El 3er Objetivo impone el reto de convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político. Los principales ejes de Desarrollo Ecosocialista de este 3er Objetivo están dirigidos a: Protección de cuencas hidrográficas y ambientes naturales, el manejo integral de desechos sólidos, el fortalecimiento y mejoras de los sistemas de agua potable, y la consolidación del Plan Nacional de Aguas con la participación protagónica de los comités de agua y otras organizaciones del Poder Popular. Del mismo modo, continuar incrementando y mejorando los sistemas de recolección y tratamiento de las aguas servidas en todo el territorio nacional, garantizando el vertido adecuado a los distintos cuerpos de agua.

El 4to Objetivo enfoca hacia el desarrollo de una nueva geopolítica internacional, donde las relaciones sean multicéntricas y pluripolares para permitir el equilibrio y la paz del planeta que implica continuar en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña, respetando la autodeterminación de los pueblos para afianzar la identidad nuestra-americana. (Informe PNV ante el Foro Alto Nivel de los ODS 2017)

En último lugar, el 5to Objetivo pretende “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”,  refuerza fundamentalmente el segundo objetivo dado que pasa también por la construcción de un modelo productivo ECOSOCIALISTA, basado en una relación armónica con la naturaleza, respetándola y aprovechando a la vez, de manera racional y óptima, los elementos que nos ofrece y son necesarios para la vida. También robustece el 3er Objetivo referido a la protección de cuencas hidrográficas y ambientes naturales.

Los Ejes fundamentales que abarca este 5to Objetivo son: Desarrollo de nuevos procesos de producción y valorización de conocimientos científicos, ancestrales, tradicionales y populares, así como nuevas relaciones entre ellos. Rescate de la visión de derechos de la Madre Tierra, como representación de los derechos de las generaciones presentes y futuras, así como de respeto a las otras formas de vida, la igualdad sustantiva entre géneros, personas, culturas y comunidades. Priorización de los intereses comunes sobre los individuales, la implementación de la reducción y reutilización en todas las actividades económicas públicas y privadas, las mejoras significativas de las condiciones socioambientales de las ciudades. (Informe PNV ante el Foro Alto Nivel de los ODS 2017)


De acuerdo a ello, ante la pregunta de sí ¿Es posible lanzar una plataforma normativa, efectiva y no utópica del modelo sostenible y agroecológico, en un país donde el petróleo, y en general, la explotación de los recursos naturales no renovables sigue constituyendo la fuente principal de ingresos económicos? La respuesta es afirmativa, solo con la participación protagónica de la gente y el campesinado en los temas ambientales y sustantivos, de lo contrario la construcción del Ecosocialismo, será ecotopia[1]sin fundamento. Eso no quiere decir que estén ausentes las contradicciones propias cuando se está tratando de amalgamar políticas económicas, sociales y ambientales, pero existe otra variable importante y es la política. El modelo político consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) es Democracia Participativa, con lo cual, las contradicciones están llamadas a resolverse por medio del debate activo de todas las personas, organizaciones e instituciones afectadas en cualquier decisión a tomar. Esa contradicción en lugar de estar orientada a generar ruptura, pretende generar debate, contra propuestas que hacen que unas cosas se adelanten o se atrasen y es parte también de la generación de un modelo basado en la lógica del Desarrollo Sostenible donde la sociedad tiene participación y espacios para la participación y la construcción.

Debe rescatarse el hecho de que existe un conjunto de leyes del Poder Popular que desarrollan los principios constitucionales y contemplan la planificación popular a escala comunitaria,  de aquí que  generar  planes municipales con aportes de las organizaciones comunitarias, es definitivamente un avance en la creación de espacios de participación para el ejercicio de una democracia participativa, y más cuando se trata de los temas agroecológicos basados en prácticas ancestrales y que son rescatados y defendidos ampliamente por las comunidades organizadas. La respuesta no es sencilla, ya que se observan limitaciones sobre todo  en la correspondencia entre la norma y el hecho o situación que  proyecto su promulgación (Vitos, J 2019.) Sin embargo, destaca la formación curricular Agroecológica en la escuelas y unidades nacionales, que ha traído una real preocupación y ocupación por el desarrollo armónico con la naturaleza,  no siendo un asunto meramente enunciativo de leyes o políticas, sino de la praxis concreta de la comunidad académica sobre todo en los estados con tradición agrícola en nuestro país.

Probablemente muchas cosas tienen que cambiar, si se sigue alimentando el modelo centrado en la explotación de recursos naturales como petróleo, oro y demás materiales estratégicos, no habremos hecho nada. Ajustar la agenda de los ODS a nuestras necesidades, significa girar hacia un modelo de desarrollo sustentable y armónico, con pasos claros y consecuentes, acompañar con estrategias y normas a la agroecología, es darle piso y sustento a lo que ya hace la gente, que empodere al ciudadano que quiere comer más sano y mejor, o se trata de niveles de desarrollo, puede significar mayor producción de alimentos con consciencia planetaria.

Entre los objetivos de la Ley del Plan de Patria 2013-2019, se define “Acelerar la democratización del acceso de los campesinos y campesinas, productores y productoras, y de las distintas formas colectivas y empresas socialistas, a los recursos necesarios para la producción (tierra, agua, riego, semillas, capital), impulsando el uso racional y sostenible de los mismos”Conforme a ello, se estimula todo un proceso de participación popular, acompañado de políticas públicas de avanzada que garanticen su cumplimiento, de aquí que la visión agroecológica cabe perfectamente en este objetivo nacional, visto que incluyen todo un sistema sustentable y armónico.

De forma más reciente el Plan de la Patria 2019-2025, establece y confirma lo importante de la práctica agroecológica para lograr la soberanía alimentaria para garantizar el derecho a la alimentación.

1.4.1. Eliminar definitivamente el latifundio para profundizar el proceso de rescate, regularización y dotación de la tierra, así como el fortalecimiento, en los predios recuperados, de las prácticas agroecológicas, bajo un proceso de organización y zonificación agroecológica con base en las capacidades de uso de la tierra, así como un sistema de catastro rural para garantizar y fortalecer las políticas de acceso justo y uso racional del recurso suelo.

Venezuela hoy cuenta con  un pueblo empoderado que desarrolla programas de  agricultura familiar a baja escala, considerando su tradición rentista petrolera, sin embargo que se prepara para un cambio de paradigma en lo productivo. La crisis mundial de alimentos y las condiciones políticas de nuestro país así lo demandan. Durante el periodo del gobierno bolivariano se ha generado la plataforma, muchas veces aprovechada y otras veces no, que permite a través de las organizaciones de base, un desarrollo productivo de las ciudades, para convertirlas en espacios de intercambio de saberes.

El reto hoy, es la aplicación de tecnología adecuada respetuosa de los saberes ancestrales, y eco sistémicas para la producción de alimentos a pequeña escala, para demostrar que si es posible que las ciudades venezolanas produzcan alimentos sanos y con la certificación de los organismos de salud animal y vegetal respetivos, con miras a estrategias conjuntas para le región latinoamericana, de planes que beneficien a toda la región, tomando en consideración que el fenómeno del cambio climático, afecta hoy y afectará más, sino se aplican a tiempo los instrumentos jurídicos internacionales como el Acuerdo de París suscrito en 2015.

Las experiencias y practicas agroecológicas están en consonancia con el ODS 12: “Asegurar patrones de producción y de consumo sostenibles” de forma directa, sin embargo, visto el carácter amplio y sistémico que involucra la agroecología otros 9 objetivos más están involucrados, de manera más precisa y vista la política pública desarrollada a través de planes y programas, los mismo impactan directamente  en el caso los objetivos 1 y 2, que se relacionan con el fin de la pobreza y el hambre cero, así como los objetivos 13 Acción por el clima, y el objetivo 17 la creación de alianzas para lograr los objetivos, son ejes principales que involucran construir una visión sistémica para diseñar políticas públicas específicas que consideran los derechos de poblaciones históricamente invisibilizadas, como los campesinos, los indígenas, las poblaciones tradicionales, las mujeres y los jóvenes. De la misma forma promocionar la igualdad de género como el objetivo 5. En general el sentido es ver los énfasis en la redistribución de recursos y oportunidades para la promoción de la justicia social, ecológica y económica, implica la democratización y construcción de alianzas a todos los niveles de la sociedad, y el Estado, como a partir de experiencias sociales diversas.

Venezuela continúa hoy, como parte de los pueblos del sur, en su deseo y compromiso de los ODS, de manera especial el objetivo 11 que exhorta a los Estados a “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. En Venezuela el 80% de la población se ubica en centros urbanos, de aquí que transitar hacia la soberanía alimentaria implica necesariamente el empoderamiento de los nuestros habitantes de la ciudades, es vital para garantizar el desarrollo sostenible  de nuestro pueblo, para ello el esfuerzo debe ser integral e interinstitucional.

Conforme a las ideas anteriores, la práctica agroecológica constituye todo un desafío, orientar la transición a un modelo agroalimentario sustentable, el reconocimiento y los recursos destinados a la investigación, la formación y la constancia en los procesos, no han sido suficientes para generar una estructura base necesaria que permita el desarrollo planteado según la base legal existente, digamos que seguimos en una complicada transición donde hace falta conocer, evaluar y acompañar desde lo estratégico. (Domené et tal, 2015 p 61)

Para finalizar se esbozan tres propuestas que pueden promover una práctica agroecológica propia y resaltando el marco normativo de avanzada, que pueda ser incluido como parte del cumplimiento de la agenda global de los ODS, tributando a las políticas públicas pero que necesitan de otros actores para su ejecución y real  cumplimiento:

1)    Fortalecer el desarrollo de las capacidades técnicas sobre el Derecho agroecológico en áreas de incidencia para influir en aquellos que toman decisiones.
2)    Crear conciencia entre las comunidades y todas las partes interesadas en la normativa legal necesaria para desarrollar una agricultura agroecológica responsable.

3)    Establecer plataformas para compartir información y difundir buenas prácticas gubernamentales y no gubernamentales .que evidencien  reportes del avance de una agricultura agroecológica en el territorio nacional, que identifiquen la implementación de política pública.

Durante las últimas décadas, el gobierno venezolano puso en práctica un conjunto de políticas para el desarrollo de la  agricultura, otras tantas para apalancar el desarrollo social y otras para fomentar la seguridad alimentaria que, reunidas, han permitido un empoderamiento de la población sobre la necesidad de volver al campo, Venezuela siempre ha sido considerada como un país petrolero por excelencia; sin embargo la inconstancia en algunas de esas políticas ha dificultado un proceso exitoso. De acuerdo, a ello se observa hoy más que nunca, lo necesario de vincularse en el entorno latinoamericano, y construir redes desde las comunidades organizadas como de organizaciones no gubernamentales, que proyecten ejecuten y vislumbren mejores estrategias que destraben la burocracia gubernamental en muchos casos; y que permitan seguir sembrando conciencia sobre producir nuestros propios alimentos, con alcance agroecológico y que esto permanezca en el tiempo por el bien y satisfacción de las generaciones futuras.

Referencias

Fernandes, Gabriel B. y Romano, Jorge O. (2016). Alianza por la agroecología en américa latina: potencialidades y desafíos. Revista LEISA de Agroecología. Edición especial Agroecología y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asociación Ecología, Tecnología y Cultura en los Andes, en convenio con AS-PTA, Brasil p 4-9

Domené-Painenao Olga; Cruces José Miguel, Francisco F. Herrera (2015).  La agroecología en Venezuela: tensiones entre el rentismo petrolero y la soberanía agroalimentaria. Revista Agroecología 10 (2): 55-62, 2015

García-Guadilla, María Pilar (2009). Ecosocialismo del siglo XXI y modelo de desarrollo bolivariano: los mitos de la sustentabilidad ambiental y de la democracia participativa en Venezuela. Rev. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2009, vol. 15, nº 1 (ener.-abr.), pp. 187-223

Cidse (2017). Los principios de la agroecología hacia sistemas alimentarios justos, resilientes y sostenibles.

República Bolivariana de Venezuela (2016). Informe nacional presentación nacional voluntaria (PNV) ante el foro político de alto nivel sobre desarrollo sustentable. (FPAN) de naciones unidas.

República Bolivariana de Venezuela (2013). Ley de Plan de la Patria. Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019. Publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela
No 6.118 Extraordinario, 4 de diciembre de 2013.

República Bolivariana de Venezuela. Plan de la Patria 2025 Tercer  Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019-2025.Publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela el 3 de abril. Gaceta Oficial extraordinaria 6442.​

Vitos, José (2019). Aspectos agroecológicos a considerar para decretar medidas judiciales en suelos de ladera. Una propuesta conservacionista generada mediante un proceso de construcción colectiva. Tesis para optar al grado de Magister en Agroecología, El Cují. Venezuela 2019.


[1] Ecotopía, término acuñado por algunos sectores ambientalista como Velazco (2005) Velasco (2005): ... “disponemos hoy de un magnifico repertorio de nuevas y viejas ideas, de cruces fecundos entre saberes, de planes, diseños tecnológicos, datos de investigación y experiencias microsociales, a partir de las cuales nos podemos aventurar a bosquejar una propuesta de ecotopía como alternativa para el siglo XXI un socialismo
que combina comunidades ecológicas con democracia participativa. (p. 17) Velasco, Francisco Javier (2005): "Ecotopia y Socialismo para el Siglo xxr. A Plena Voz: Revista Cultural de Venezuela_Pp. 16-18.Nov.

Comentarios

  1. El artículo es excelente, creo que los objetivos iniciales son formar conciencia en el ciudadano para que establezca un sentido de pertenencia con estas propuestas a fin de alcanzar los,objetivos que se desean lograr, para tener una verdadera independencia: económica , social y equidad.

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