La lucha contra la pobreza: Una experiencia revolucionaria alternativa en la era postrevolucionaria china (I) | LI XIAOYUN y YANG CHENGXUE
China 2098: Sección Tarim Hunan, Estación Ruoqiang Pumping (中国2098: 塔里木湖南段——若羌泵站), 2019-2022. Crédito: Fan Wennan.
por LI XIAOYUN y YANG CHENGXUE
Wenhua Zongheng (文化纵横)
Edición no. 2 // junio 27, 2023
Destacada revista de pensamiento político y cultural contemporáneo de China.
Esta serie: "El camino de China desde la extrema pobreza a la modernización socialista" de la rervista Wenhua Zongheng y compuesta por un Editorial y tres artículos, fue publicada en la página web thetricontinental.org/es del 27Jun2023, de donde será tomado el material para ser publicado de manera sucesiva en nuestro Blog-FEVP.
“La lucha contra la pobreza: Una experiencia revolucionaria alternativa en la era postrevolucionaria china” (脱贫攻坚:后革命时代的另类革命实践) se publicó originalmente en Wenhua Zongheng (文化纵横), número 3 (junio de 2020).
_______________
El fin de una era de revolución radical no significa que la revolución quede relegada al recuerdo. A medida que la globalización continúa expandiéndose, los países gobernados por partidos revolucionarios se enfrentan al reto de completar misiones revolucionarias inconclusas. En la era actual, el Partido Comunista de China (PCCh) ha destacado la importancia de “permanecer fieles a nuestra aspiración original y a nuestra misión fundacional” (不忘初心, 牢记使命, bùwàng chūxīn, láojì shǐmìng). No se trata de un mero guiño retórico al pasado sino de una base ideológica de la acción concreta del partido para mantener su carácter revolucionario en el nuevo contexto político y económico(1). Esta acción concreta se ha centrado principalmente en la lucha contra la pobreza
Desde 2012, la reducción de la pobreza se ha convertido en una tarea central para todo el partido y la sociedad, siendo el secretario general del partido el responsable personal de llevarla a cabo. La estrategia de reducción de la pobreza del partido evolucionó a partir de su enfoque tecnoburocrático convencional de la “lucha contra la pobreza” (扶贫攻坚, fúpín gōngjiān), que se centraba en la innovación de las instituciones de gobierno para promover la transformación económica y social. La lucha contra la pobreza ha adquirido un nuevo peso en el entorno político y económico del país en el periodo actual. Este enfoque ha incorporado un lenguaje y eslóganes revolucionarios, otorgando a la cuestión social un sentido de importancia y sacralidad. Por ejemplo, se ha hecho referencia a la pobreza como el “enemigo”; a la reducción de la pobreza como el “campo de batalla” y a la lucha contra la pobreza como la “dura batalla”. En las reuniones de movilización se ha declarado la “guerra contra la pobreza” celebrando las victorias en la “batalla” y se ha enviado a multitud de cuadros jóvenes al “campo de batalla”, mientras aquellos que han sucumbido en esta “batalla” han sido aclamados como los “héroes que murieron en el campo de batalla”. La “transformación” de la reducción de la pobreza no ha sido simplemente un movimiento de masas o una movilización social en la era postrevolucionaria. Más bien, fue una respuesta política y simbólica a las crecientes desigualdades que habían surgido en China en el transcurso de la reforma y la apertura, desigualdades que contradecían la filosofía básica del PCCh. En otras palabras, en la era postrevolucionaria, el PCCh volvió en cierto modo a su programa revolucionario histórico, abordando el dilema nacional y mundial de la distribución de la riqueza social. Esto refleja una nueva etapa de la gobernanza del PCCh que busca consolidarse y “se mantiene fiel a su aspiración original y a su misión fundacional” en el camino hacia la modernización nacional.
El discurso revolucionario de la campaña de reducción de la pobreza es, por supuesto, metafórico. Si los enemigos de clase ya no existen, es hora de decir adiós a la revolución. Sin embargo, si la pobreza que la revolución juró eliminar sigue presente, persiste un “enemigo” de la revolución y una tarea esencial de la revolución sigue inacabada. En esta lucha, el PCCh ha redistribuido continuamente los recursos socioeconómicos hacia la mitigación de la pobreza, utilizando los medios políticos e institucionales a su disposición y trascendiendo los grilletes de la burocracia y los grupos de interés social existentes. Esta movilización de recursos es posiblemente la más intensa y poderosa de la historia de China. La capacidad del PCCh para regular el patrón de distribución social de los recursos a través de las instituciones estatales bajo su liderazgo, así como su habilidad tanto para iniciar una reforma orientada al mercado como para corregir sus disparidades de desarrollo, demuestra una mejora fundamental en la fortaleza y capacidad institucional del Estado chino moderno en comparación con los períodos de finales de la dinastía Qing (清朝, 1840-1912) y de la República de China (1912-1949). La importancia práctica de la lucha contra la pobreza trasciende el ámbito de la política de desarrollo económico y social. Por ello, ha tenido una repercusión política y económica más amplia y profunda. No obstante, desde el inicio de la reforma y la apertura, apenas se ha debatido y analizado esta amplia campaña para mejorar los medios de vida de la población, desde el punto de vista de la relación histórica entre la pobreza y las prácticas políticas del PCCh.
En los últimos años, los cientistas sociales chinos han ido más allá de su tradicional interés por los temas revolucionarios en la historia del partido y han lanzado una iniciativa académica para “recuperar la revolución”(2). Las comunidades intelectuales han empezado a replantearse la gran narrativa de la civilización tradicional china, partiendo por analizar cómo los cambios políticos e ideológicos que han tenido lugar en la China moderna han sido moldeados por la lógica de la revolución(3). La lucha contra la pobreza, como “forma revolucionaria”, proporciona un vívido estudio de caso del sistema estatal chino dirigido por el partido y de cómo el PCCh ha dado forma a una nueva tradición política. Este artículo, más que un debate académico sobre los significados de revolución y posrevolución, o una evaluación de la batalla contra la pobreza, pretende utilizar los conceptos de revolución y posrevolución para debatir la importancia de este movimiento revolucionario para el bienestar del pueblo, en el contexto de la política y la sociedad chinas modernas.
La pobreza: El hilo conductor de las etapas de la revolución china
La revolución es un proceso de transformación que produce importantes cambios políticos, económicos y tecnológicos en una sociedad. Desde mediados del siglo XIX, la sociedad china ha estado marcada por la revolución en casi todas las etapas de su historia. A diferencia de las “revoluciones” de la historia china antigua, en las que el gobierno dinástico continuaba bajo diferentes apellidos reales, la serie de revoluciones producidas en China a partir de mediados del siglo XIX empezaron a romper con el modelo tradicional de cambio dinástico. Se vincularon al pensamiento y la práctica revolucionarios occidentales basados en la teoría de la evolución social. China entró en una nueva fase revolucionaria de su historia, principalmente porque el sistema gobernante de la dinastía Qing ya no podía hacer frente a las presiones externas y las luchas internas. Esto inevitablemente provocó la resistencia interna de fuerzas políticas que no formaban parte del sistema gobernante, tales como un movimiento ascendente basado en la colaboración de las clases bajas y medias de la nobleza, la burguesía nacional, la sociedad civil, incluidas las sociedades secretas anti-Qing, los nuevos círculos intelectuales y el Partido Nacionalista de China, o Kuomintang (KMT), con el Nuevo Ejército bajo su control(4). Es importante señalar que las fuerzas rebeldes anti-Qing que surgieron a finales del periodo Qing eran completamente diferentes en composición, ideología y práctica a las fuerzas que habían impulsado los cambios dinásticos anteriores.
Algunos estudiosos han sostenido que los cambios trascendentales que se produjeron en China desde finales del periodo Qing, fueron simplemente una continuación natural de la civilización china y de la modernidad autóctona, a través del sistema confuciano autocrítico y adaptativo(5). Sin embargo, también hubo un impulso externo para el cambio. Tras la apertura del país a mediados del siglo XIX, la enorme brecha civilizacional en términos de desarrollo, tecnología y conocimiento entre China y el capitalismo occidental, comenzó a permear en la conciencia nacional. Al mismo tiempo, las ideas de la Ilustración occidental empezaron a llegar a China, donde la élite intelectual comenzó a adoptar estas nuevas visiones del mundo. Cuando el dominio secular de la dinastía Qing llegó a su fin, los rebeldes que intentaron sustituirla no eran las fuerzas tradicionales del cambio, sino revolucionarios que, en mayor o menor grado, comprendían las raíces sistémicas del “atraso” chino. Al igual que en anteriores cambios dinásticos y crisis de legitimidad en China, el sufrimiento del pueblo fue la causa fundamental de la crisis del gobierno Qing. No obstante, a diferencia de las rebeliones anteriores, las demandas de los revolucionarios anti-Qing se formularon mediante el diálogo con Occidente, el estudio de la religión y la cultura chinas; y un examen sistemático, exhaustivo y reflexivo de la historia política, económica y social del país.
La pobreza fue el hilo conductor de todas las fases de la revolución anti-Qing. En 1904, el emperador Guangxu (décimo emperador de la dinastía Qing, que gobernó entre 1875 y 1908) promulgó un decreto imperial en el que afirmaba que “la única forma de sostener una nación es proteger al pueblo. En los últimos años, los recursos financieros del pueblo se han agotado hasta el extremo, y con todas las provincias compartiendo la carga de las reparaciones de guerra, el sustento del pueblo se ha vuelto cada vez más precario”. Aunque el emperador reconoció que la riqueza del pueblo se había agotado y que éste se había empobrecido profundamente, no reconoció la incapacidad del sistema Qing para hacer frente a las preocupaciones internas y a las amenazas externas, lo que hacía imposible erradicar la pobreza. Por el contrario, los revolucionarios abogaron casi universalmente por la modernización como solución al problema de la pobreza del país.
Una de las principales figuras intelectuales del movimiento modernizador chino, Yan Fu (严复), creía que resolver el problema de la pobreza era fundamental para la supervivencia de China, argumentando que “lo primero que hay que hacer para salvar al país hoy es eliminar esta pobreza. Sólo cuando se pueda curar la pobreza podremos hablar de hacer más fuerte a la nación, y después en forma progresiva avanzar hacia la riqueza, la inteligencia y la moralidad del pueblo”(6). Yan Fu no sólo situó la pobreza en el centro de los problemas de China. Propuso además, varias ideas para erradicarla, entre ellas la construcción de carreteras y minas -lo que puede considerarse el origen del dicho popular “construir carreteras antes de enriquecerse” (要想富先修路, yào xiǎngfù xiān xiūlù)-, la mejora de la educación, el apoyo a la economía rural minifundista y el desarrollo de una estrategia integral para combatir la pobreza. Al mismo tiempo, el líder de la revolución de 1911, el doctor Sun Yat-sen (孙中山, Sūn Zhōngshān)(7), también centró su pensamiento sobre la construcción de la nación en la cuestión de resolver el problema de la pobreza en China. En el Plan para la Reconstrucción Nacional (建国方略, Jiànguó fānglüè), publicado en 1918, Sun analizó las razones del aumento de la pobreza en China. El Principio de Sustento del Pueblo (民生主义, Mínshēng zhǔyì), publicado en 1924, proponía una estrategia de gobierno centrada en los “Tres principios del pueblo” (三民主义, Sānmín zhǔyì) -nacionalismo, democracia y “sustento del pueblo”- y pretendía modernizar China mediante la revolución burguesa(8)
A pesar de que los revolucionarios de este periodo compartían los objetivos de erradicar la pobreza y lograr la prosperidad y fortaleza nacionales mediante la modernización, la práctica real de la construcción nacional tras la Revolución Xinhai de 1911 (辛亥革命, Xīnhài gémìng) -que derrocó a la dinastía Qing y condujo al establecimiento de la República de China (ROC)- no puso al país en una trayectoria de superación de la pobreza. Como señaló el estudioso de la modernización Luo Rongqu (罗荣渠), la Revolución Xinhai había fracasado por no establecer un Estado moderno tras el colapso de la dinastía Qing. La modernización china requería que una fuerza política fuerte construyera primero un Estado que fuera capaz de la tarea(9). Tras la Revolución Xinhai, la construcción de un Estado moderno se vio obstaculizada por la existencia de una pluralidad de centros de poder locales. El KMT intentó superar esta fragmentación liderando una campaña militar para reunificar el país, conocida como la Revolución Nacional o Expedición del Norte (1926-1928), y mediante la centralización del poder, con el gobierno del partido como núcleo. Sin embargo, el gobierno de la República de China, dirigido por el Kuomintang, siguió siendo un acuerdo complejo y frágil en el cual influían múltiples fuerzas políticas y militares locales. Además, las principales fuerzas políticas en las que se apoyaba el gobierno estaban en un agudo conflicto de clases con la población rural. Como resultado, el gobierno del KMT carecía de la autoridad política suficiente para movilizar eficazmente los recursos sociales necesarios para una modernización de arriba a abajo. Durante el periodo de la ROC, no se avanzó en la mitigación de la pobreza ni en la industrialización -los temas que las Revoluciones Xinhai y Nacional habían pretendido abordar-, por lo que el gobierno del KMT se vio sumido en una crisis de legitimidad.
La composición organizativa del KMT le impedía transformar la estructura básica de clases de China. Resolver los problemas de la pobreza y la modernización del país requería una autoridad política impulsada por la mayoría de la sociedad, es decir, el campesinado. El establecimiento de esta autoridad exigía una transformación radical de la superestructura china. Estos factores hicieron que la lucha por erradicar la pobreza y modernizar China pasara de una vía reformista a una revolucionaria. Los terratenientes, los capitalistas y las fuerzas feudales, junto con las fuerzas del imperialismo, fueron considerados cada vez más como las causas de la pobreza y el atraso de China y, en consecuencia, fueron identificados como los enemigos de la revolución.
En este contexto, el PCCh entró en la escena política de la China moderna. Desde su fundación en 1921, el PCCh había declarado expresamente su misión de transformar China de un país pobre a uno próspero y poderoso. La primera alianza del partido con el Kuomintang se basó en los Tres Principios del Pueblo, cuyo núcleo era la igualdad de derechos sobre la tierra. Bajo la dirección del PCCh, la revolución no sólo pretendía cumplir las tareas inconclusas de la Revolución de Xinhai – el antiimperialismo y el antifeudalismo-, sino que buscaba incorporarlas a la Revolución Comunista(10). Aunque la erradicación de la pobreza y la modernización eran aspiraciones comunes compartidas por las diferentes corrientes revolucionarias de la China moderna, que conectaban las Revoluciones Xinhai, Nacional y Comunista, la esperanza de una solución sólo surgió cuando el PCCh llegó al poder.
(...continuará: El enfoque de la pobreza del Partido Comunista de China )
_____________________Notas
(1) Xi Jinping, “Remain True to Our Original Aspiration and Founding Mission – An Ongoing Campaign” [Permanecer fieles a nuestra aspiración original y a nuestra misión fundacional: una campaña en curso], en The Governance of China, Vol. 3 [La gobernación y administración de China, Vol. 3] (Pekín: Foreign Languages Press [Ediciones en Lenguas Extranjeras], 2020).
(3) Zhou Feizhou, “Patrones de orden diferencial y prioridades éticas” [差序格局和伦理本位], Revista China de Sociología [社会] 35, no. 1 (enero de 2015); Qu Jingdong, “Volviendo a la perspectiva histórica y remodelando el imaginario sociológico” [返回历史视野,重塑社会学的想象力], Revista China de Sociología [社会] 35, no. 1 (enero de 2015).
(4) El Nuevo Ejército era una fuerza armada modernizada creada bajo la dinastía Qing tras su derrota en la Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-1895). Véase Chen Mingming, Política y modernización en la sociedad postrevolucionaria [革命后社会的政治与现代化] (Shanghai: Editorial Lexicográfica de Shanghai [上海辞书出版社], 2002).
(5) Wang Ban, He Xiang y Zhang Yu, “Descubrir la Ilustración en la Historia: Lectura de El surgimiento del pensamiento chino moderno de Wang Hui” [在历史中发现启蒙–读汪晖的《现代中国思想的兴起》], Revista de la Universidad de Tsinghua (Edición de Filosofía y Ciencias Sociales) [清华大学学报(哲学社会科学版)], no. 5 (2008).
(6) Yan Fu, “Lectura de la nueva traducción de Los problemas sociales de Henry George” [读新译甄克思《社会通诠》] en Colección de Yan Fu, Vol. 1 [严复集, 第1册], ed. Wang Shi (Pekín: Compañía de libros Zhonghua [中华书局], 1986), 149.
(7) Nota del traductor: la traducción al pinyin del nombre del Dr. Sun Yat-sen se ha incluido aquí, ya que su nombre inglés no se corresponde con su nombre chino, a diferencia, por ejemplo, de Yan Fu.
(8) Sun Yat-sen, “Primera conferencia sobre los principios del sustento del pueblo (3 de agosto de 1924)” [民生主义第一讲(1924年8月3日)], en Las obras completas de Sun Yat-sen, Vol. 9 (孙中山全集, 第9卷), (Pekín: Compañía de libros Zhonghua [中华书局], 1986).
(9) Chen, Política y modernización.
(10) Chen, Política y modernización.
Comentarios
Publicar un comentario